Y de tanto repetirnos
que lo importante no era
las veces que nos viéramos
sino la calidad del tiempo
que nos dedicáramos,
dejamos de vernos,
dejamos de vernos,
de sentirnos,
dejamos de estar,
y cada una de las ramas de nuestro árbol
terminó por marchitar.
Es triste pero es así, madurar parece que lleva impuesto dejar las cosas que te llenan de vida de lado, habrá que luchar contra todo eso, yo sigo en el frente de batalla, a ver si lo consigues. Un abazo.
ResponderEliminarEs lo que ocurre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué triste...
ResponderEliminarBesos
Es el principio del fin cuando casi todo está por encima en la escala de prioridades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alejarse puede venir bien en ocasiones, pero como todo en esta vida, las relaciones se alimentan, se riegan, y hay que intentar, pese a todo, mantenerlas vivas, vigentes. Pero suele suceder que todo esto lo aprendemos a base de golpes y desaciertos.
ResponderEliminarMeli voy a llorar, que cruel el tiempo
ResponderEliminarA los que nos ha pasado entendemos a la perfección lo que nos cuentas y si, es triste, muy triste en verdad.
ResponderEliminarUn abrazo Meli.
¡Hola, Quijo!
ResponderEliminarDecirte que tienes un excelente contenido.
Te dejo el enlace de mi blog por si te apetece pasarte por él, seguirnos y comentarnos.
Saludos desde blueshendrix.blogspot.com
¡Nos leemos!