miércoles, agosto 18, 2021

Cuando cambias la corriente

 A veces nos pasamos media vida siguiendo la corriente de todo y todos los que van pasando por nuestra vida, sin atrevernos a ponerles freno, a abrir los ojos.


No nos engañemos, no es solo inocencia, ni buenísimo. Simplemente es que se nos agotan las fuerzas y la energía y ya no podemos (ni queremos) entrar en luchas dialécticas sin sentido. Así que sin más, lo (o los) dejamos correr. Hacemos como si no doliera, como si no nos hubiéramos dado cuenta y seguimos.

Pero otras un solo simple hecho es suficiente para parar en seco. Para reconocer(te) que no tiene porqué doler, que no tienes porqué aguantar, que no tienes porqué seguir ese camino.

Y paras, aunque estés más inquieto que nunca. Aunque ya no te detengas. Y paras, porque en los pequeños detalles siempre está la grandeza de las cosas. Y cuando no hay detalle, ni grandeza, cuando ya no puedes volver a cerrar esa misma herida otra vez, es momento de reconocer que la corriente también cambia. Y no pasa nada.