Volver a confiar.
Quemarme la piel.
Crear leyes inexistentes.
Volver a comenzar,
desde cero,
en otro punto de partida,
y con otros ojos.
Volver a confiar.
Abrasarme cada centímetro de mi alma,
sentir que no hay ley que no se pueda quebrar,
y partir en dos tu calma.
Volver a confiar,
o por lo menos intentarlo.
Sentirte aunque no estés,
pensarte mientras duermo,
y mientras no duermo también.
Volver a confiar,
sentir que merece la pena.
Dejar el miedo atrás,
sentir las ganas de verte en el estómago.
Mentirme si juro
que no quiero verte más,
mentirte si te digo
que lo tengo todo claro.
Volver a confiar,
aprender a conocernos,
atreverme a saltar.
Hacerlo con red,
porque sin red ya no hice demasiadas veces,
y no salió del todo bien.
Volver a confiar,
aprender que el tiempo es un verbo abstracto
que no podemos controlar.
Volver a confiar,
dejarte ir si quieres hacerlo,
y traerte junto a mi, si así lo deseas.
Volver, así sin más.