Hoy es el último martes del año, un año cargado de historias que va tocando a su fin, otras tantas que continúan y otras que arrancarán con más fuerza que antes. Hay algunas que nos gustaría que no se acabaran, en cambio, hay otras que deseamos que terminen de una vez por todas para poder volver a empezar desde el principio.
Deseamos que el nuevo año nos haga más fuertes, menos vulnerables, ansiamos que todo lo que anhelamos se cumpla, que las personas que queremos tener cerca, por fin las tengamos un poco más cerca. Mientras tanto seguimos aquí, de pie, esperando que ocurra el milagro y que los astros se alinien y que por fin suceda. Pero no hacemos nada. Aunque lo neguemos- quién más y quién menos-, creemos en destinos y en la resolución de las cosas sin hacer nosotros el más mínimo movimiento, no por falta de ganas, si no, por miedo.
Y llegará el nuevo año y nada cambiará, porque no hay predicción más válida que la que nosotros hagamos por seguir hacia delante, que las decisiones que tomemos para elegir nuestro camino: qué queremos hacer, con quién queremos estar, cómo queremos vivir nuestra vida....
Y claro que no todo depende de nosotros,- afortunadamente o desafortunadamente-, ya que no somos islas y habrá cosas que por más que nos empeñemos nunca podrán suceder. Pero hagamos que, por lo menos, lo que esté en nuestras manos, se haya sudado al máximo para conseguirlo, que aunque caigamos mil veces, nos volvamos a levantar con las ganas por seguir de pie.
No hay mal peor que haber dejado escapar algo a alguien sin haber hecho nada por retenerlo a nuestro lado.-"Es mejor arrepentirse de haber hecho algo, que de no haberlo hecho".- Porque podremos caernos y equivocarnos, pero al menos sabremos que luchamos y que hicimos todo lo posible, y no quedarán dudas...y entonces, y sólo entonces, podremos seguir hacia delante.
