La noche pasó, canciones, risas, bailes y alguna copa de más. Y al final...TODO quedó en NADA.
Días después, tu imagen se volvió a clavar en mi mente. Sin esperarte, sin anunciarte y por traición volviste a mi pecho, ahí donde te metiste la primera vez que te vi. Y yo que pensaba que eras algo del momento, una tonta ilusión, una locura de quinceañera en la treintena. Y aquí estás, debatiéndote entre salir o quedarte, entre lanzarte a la piscina o volver de vuelta a casa, a la comodidad, ahí dónde los miedos no existen y la vida es más oscura.
Yo, quiero sacarte de ahí dentro, lanzarte al vacío y alejarte de mis pensamientos. Tú, insistes en volver, sin ni siquiera conocer de mi existencia. No me conoces, no fuiste tú quién encontró mi mirada entre la multitud aquella noche de concierto.No fui yo quién se clavó en el centro de tu pecho. No soy yo la que te sorprende a media mañana. Y sin embargo...
Así pasó los días,en un Ring, donde lucho por olvidarte y corro a encontrarte. Entre el sí y el no. Entre el debería y el sentimiento.
Y mientras tanto, pasa el tiempo y sigues sin marcharte. Y sin embargo, paso el tiempo y la NADA se va convierte en TODO.
las noches de concierto siempre son especiales... nada y todo... todo y nada...
ResponderEliminarPara bien o para mal, enamorarse no lo elige uno, y cuando más lucha contra ello...
ResponderEliminarCuídate.
Es impresionante lo que has escrito Quijo...
ResponderEliminarUna relación tan real y unilateral que claro, desemboca en esa nada.
¡Fantástico!
Besos :)
Quijo, ya es 31... y quedan pocas horas para cambiar un número que espero sea propicio al fin.
ResponderEliminar¡Felicidades! Y gracias...
Besos y un abrazo fuerte