domingo, septiembre 26, 2010

La huída.

Hoy recibí tu carta. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ti, creo que eres la única persona que conozco que sigue escribiendo cartas, quizá por eso de que las nuevas tecnologías te pillaron en una edad en la que no comprendías como un ordenador podía acercar a dos personas, quizá porque prefieres personalizar todo lo que haces, porque sigues queriendo conservar esas magia que sólo tienen las cartas.

Me dices, que estás preocupada por mi, que mis silencios cada vez se hacen más largos, y mis sonrisas más pequeñas. Dices que echas de menos esos ratos que pasábamos, mis teorías, que sólo yo veía absurdas, y esa luz que dices que, siempre me acompañaba.

Te preguntas como me van las cosas, si todo sigue igual, o que cosas cambiaron. Y me vuelves a sermonear, con eso de que debería dejar de pensar en los demás de una vez y empezar a centrarme en mi misma. Y aunque sé que tienes razón, ya sabes que es algo que no sé si sé hacer, y además no puedo evitarlo, tampoco es algo que piense. Me dices que esa es mi magia, y yo sigo sin entender, que ves de especial, en todo eso,...

Las cosas, siguen casi igual, cuando el casi es todo un mundo, y el igual se convierte en un nada.

Aunque no lo vas a creer, justo hoy, antes de recibir tu carta, pensé en ti, al pasar por aquel parque donde de niñas jugábamos. Me vino a la cabeza, aquella vez, cuando las dos decidimos con 7 añitos, que queríamos huir, y escaparnos a una Isla desierta, recuerdo como llené mi mochila del colegio de naranjas y cómo planeamos la huida.

Jamás olvidaré, cuando al llegar a nuestro lugar de encuentro, tú no llevabas ninguna bolsa y  me miraste sorprendida, -¿ Pero hablabas de verdad?- Me preguntaste.

Aquello se quedó en eso, en una huida fugaz, y no por mi falta de ganas,...Pues así es como hoy me siento, con esa sensación de estar en el lugar equivocado, en un momento que no cuadra, con la sensación de haberme olvidado de algo, y deseando volver tener las agallas para llenar mi mochila de naranjas y emprender mi huida.

En realidad, parece que sigo siendo aquella niña que quería escapar, muy lejos de su casa. Aquella adolescente, cansada de ser buena gente, y empeñada en cambiar porque a los hijos de puta les va siempre mejor, aquella mujer que se perdió en algún trozo del camino y que ahora ya no sabe volver, ni que camino elegir.

 Sólo quería decirte, que hoy tu carta, fue como mi salvación, como esa lucecita que te hace despertar y empezar a sonreír y sólo quería darte las gracias por seguir estando ahí, justo en este momento, como si hubieses adivinado la falta que me hacía.

9 comentarios:

  1. Para mi, que sigas teniendo la sensación a veces de querer llenar la mochila de naranjas, es lo que te sigue haciendo especial. De romper con esta rutina sofocante y despertar los sentidos que están durmiendo dentro nuestro. También hay días donde quiero volver a recobrar esas agallas que alguna vez me inundaron.

    También me canso de ser buena gente, de sufrir por eso, pero al mismo tiempo eso nos hace sentir bien. Porque somos así, porque está en nuestra raíz, porque no nos sale de otra forma. Estamos más vulnerables al daño que otros, pero estamos más abiertos a disfrutar y abrazar las cosas que sí se nos dan. Los detalles son importantes, cuando para los demás son nada porque no son tangibles.

    Y hay un montón de cosas que nos destacan del resto, pero nos pone tristes que no haya una persona a nuestro lado que lo vea cada día, que nos bese con la certeza de querer repetir ese beso al otro día, que se acueste sintiéndose afortunada por habernos conocido. Necesitamos que alguien nos cuide a nosotros también, por más que siempre cuidemos a los demás y parezcamos que no necesitamos eso mismo.

    A veces el mundo puede volverse algo que nos aplasta, y algo por lo que sufrir, hasta que aparecen estas cosas... cartas, abrazos, sorpresas. Esas pequeñas cosas que nos llenan el alma y nos dan ganas de llorar, por ver que alguien lo nota. Por sentir que de algo vale quiénes somos. Ojalá pudiéramos sentirlo más a menudo, y no sufrir tanto ese ser.

    Pero parece que los tiempos son complicados para personas así, es fácil perderlas de vista, darles la espalda. Olvidarse por momentos. Y uno se queda mirando a la nada esperando que alguien venga a abrazarnos, que nos deje depositar esta angustia en sus brazos. Y poder llorar hasta agotar las lágrimas que venimos acumulando desde hace tiempo, y poder sentirnos nuevos, frescos... nosotros mismos una vez más. Porque de tanto que nos olvidan, terminamos por olvidarnos nosotros de quiénes somos, de lo que valemos, de lo importante que somos aunque no hagamos grandes cosas notorias.

    Huír, pero no para perdernos, sino para encontrarnos.

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  2. Anónimo5:49 p. m.

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  3. ¿DÓNDE QUEDÓ ESO DE ESCRIBIR CARTAS?. Joder, no puede haber nada más emocionante que recibir una carta... yo antes escribía muchas, y siempre ponía una carita sonriente en una esquina del sobre. Siempre.
    Adoro las cartas.
    Volvamos a escribirnos cartas.
    :)

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  4. también sigo escribiendo cartas y también me gusta recibirlas...

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  5. Esa entrada tuya, bueno, la gran mayoría despiertan un raro sentimiento en mi, no sabría darle un adjetivo, pero se mezcla con nostalgia, con tristeza, me identifico en partes...

    Pienso que es realmente bueno tener a esas personas a tu lado que, aunque los silencios son cada vez más largos y las sonrisas más pequeñas... cuando las haces son realmente tranqulizantes..

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  6. y que cada dia que pasa.. bajo al buzón esperando recibir otra carta tuya..

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  7. Ale,gracias por tus palabras. Supongo que, como tu bien dices, son tiempos díficiles para personas así, y una no acaba de encontrar su tiempo, y no para de buscarse, y no encontrarse.

    Y así acabamos olvidandonos de nosotros mismo, y dejamos de valorarnos...y supongo que de ahi viene todo en parte....no sé...Tendré que seguir, porque, al fin y al cabo, sigue mereciendo la pena :)

    la chica de los lacasitos,creo que si todos volviesemos a escribir cartas, las cosas irían algo mejor :)

    Vértigo, habrá que ponerse, no? ;)

    Antonio,gracias. Siempre es bueno saber lo que siente el resto cuando te lee.
    Coincido contigo, aunque esas sonrisas disminuyan, siempre traen algo de calma.

    Un abrazo! :)

    .A, y seguiremos esperando...:)

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  8. La verdad que esto de la nueva tecnología ha acercado las relaciones pero las ha enfriado al mismo tiempo. Si una vez tuviste agallas y encontraste el camino, volverás a hacerlo.

    Un beso.

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  9. Me encanta recibir cartas....

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