miércoles, julio 29, 2009

Salvapantallas

Dicen que las casualidades no existen y yo me río de quién afirma eso, ¿cómo no pueden existir y que 5 veces me suceda la misma historia? ¿Cómo es posible que cada cierto tiempo se repita una y otra vez?, ¿alguien "haya arriba" se lo pasa en grande conmigo?, ¿quiere que pase alguna prueba?, ¿me está enviando una señal que no alcanzo a entender? No lo sé. Y ya me estoy empezando a hartar de que siempre me pase lo mismo. No sé cómo se puede tener tan ¿ mala suerte? Quizá sea cuestión de eso...o quizá simple casualidad, o todo lo contrario y todo tiene su motivo y su explicación, sólo que hasta el final, no podré saberla...

El caso es que mi nexo de unión con una misma ciudad está pasando a ser más de una simple anécdota para convertirse en un chiste de muy mal gusto. Y yo, que siempre he tenido muy buen humor, me río de mi misma y apuesto a cuándo volverá a suceder, (mientras no deja de pasar), y el destino, cachondo como él solo, me vuelve a poner la misma situación: otra persona, misma ciudad de destino, ....mismo ciudad de origen. Historia con principio y final de un sólo día.

Así que, aquí me quedo, con sonrisas en salvapantallas y msg sinsentido, que cada vez tardan más en llegar, poca iniciativa ( o demasiada de mi parte) y a esperar....y así hasta volver a empezar y caer otra vez, sin comerlo ni beberlo, sin buscarlo...como la crónica de algo ya anunciado, donde todo el mundo sabe lo que va a suceder, menos la protagonista.

Me quedo con tu sonrisa en mi salvapantallas, con tu voz pegada a mi oído, tus letras en una pantalla de móvil....y el resto, me lo como con patatas fritas.

"(...)por los besos que aún nos quedan en la boca,
por los miles de homenajes que nos dimos,
por nadar y no guardar nunca la ropa,
por los dedos juguetones del destino,
porque fuimos lo que fuimos (...)".
Jorge Drexler


viernes, julio 03, 2009

Huida arrenpetida


La noche empezó con buen pie, unos amigos, risas, copas, luces en la oscuridad y allí estabas tú. Sin comerlo ni beberlo, nos comimos a besos. Unión fugaz, con principio y final.

Ella pensaba que siempre debía aprovechar las oportunidades que la vida le ofrecía, y siempre lo había hecho así pero esa noche, la princesa de esta historia salió corriendo, por miedo, pánico, a volver a sentir, a volver a soñar, a dejarse tocar...y huyó, huyó de las miradas ajenas que preguntaban lo que no quería responder, de él, del miedo que le daba, huyó de si misma, y allí entre cafés que dan pie al nuevo día, lo dejó...sin volver la vista atrás, sin pensar. No hubieron despedidas, no existían los teléfonos, no hubo falsas promesas de " mañana te llamo y tomamos un café". Ella pensó: "no se dio la situación". Él, no entendía, porque ella ni siquiera le miró...

El arrepentimiento abría el nuevo día, ¿por qué había huido?, ¿y ahora qué pensará?, ¿qué me pasó? Y lo peor de todo, ¿qué hubiera pasado si...? Preguntas que dejan un sabor amargo, sabor cobarde y agrio que deja la no despedida del que pudo ser y no fue, porque la princesa emprendió su huida y cómo en "Novia a la fuga" se escapó de su príncipe, huyendo, huyendo de sí misma...¿o a caso de quién?

"Cada persona que nos permitimos querer, puede ser otra futura pérdida"