jueves, marzo 09, 2006

PERSONAS DE PASO



A lo largo de nuestra vida conocemos a cientos de personas, ellos como la marea, vienen y se van.
Hay personas que pasan por nuestra vida fugazmente, personas que comparten unos años de nuestra vida: el colegio, el instituto, la parroquia, un campamento, la universidad, el trabajo,…y se van con el final de esa etapa.

Otras, en cambio, que por muchas etapas que pasen siguen ahí y somos incapaces de imaginar la vida sin ellos: ese amigo, la pareja, una hermana,…
Pero, hoy no voy a hablar de las personas que creemos que se van a quedar con nosotros (ójala no me equivoque), sino de aquellas que, desde un principio, podemos intuir que va a ser una “persona de paso”, de tránsito, personas que por casualidad o destino (¿quién se arriesga a decir, con total certeza, que no hay un trozo de cada cosa en cada situación que nos pasa?) entran en nuestra vida, y la revolucionan, dejan desde el primer momento una huella difícil de olvidar, y sin saber porqué quieres saber más de ella, quieres ser ese “ser amigo” para seguir compartiendo rutinas cada día.

Son personas que puedes conocer en cualquier sitio y que nunca esperas: en un curso, en una cafetería, en un autobús, en la tienda, en el kiosco,…cualquier sitio puede estar lleno de personas de paso. En realidad todos, en algún momento, somos para alguien eso, una persona de paso.
Pero, dentro de estas personas, existen dos tipos: las que pasan por nosotros como si fueran arena a los pies de la orilla del mar, cuya marea borra, sin dejar huella, o personas que son como el más fuerte metal, que por mucho que lo pongamos al fuego, nunca va a desaparecer.

Dos desconocidos, comparten rutinas cada día, poco a poco van dejándose conocer, quitándose los miedos, compartiendo alegrías y tristezas, desganas e ilusiones, quejas y ansias,…pero, aunque los dos se muestran aprecio, aunque los dos se busquen en el sitio donde siempre se ven, saben que, más tarde o más temprano, esa persona de paso desaparecerá de su vida, y ya nunca más se volverán a ver, ya no compartirán complicidades, pero no podrán borrarse de su mente.

Sin saber muy bien porqué un perfecto desconocido entró en su vida y él/ella en la suya, le dio un poco más de sentido, un poco más de inexplicable ilusión, se escucharon atentamente, se interesaron mutuamente desde lo más sincero del interior de cada uno, sin buscar eso, que seguro, ahora mismo estarás pensado, (no todo se reduce a eso), pasan días, meses, años,……hasta desaparecer.

Puede que tú para alguien seas el primer tipo de persona de paso, que seas como la arena en la orilla del mar, y para ti esa misma persona sea como el hierro, que por más fuego que le eches no puedas borrar, o puede que sea al revés, que alguien, a quien ya no recuerdas, te recuerde todavía y nunca te olvide…es lo malo de no poder saber lo que sienten o piensan las personas que nos vamos encontrando a lo largo de nuestra vida, es lo que tiene la supuesta reciprocidad, que nunca sabes si es realmente recíproca…

Si, puede que estas personas de paso, desaparezcan de nuestro día a día, pero la huella que nos dejan, hace que siempre las recordemos, por ellas mismas y por lo extraordinario de la situación, (deseo a todos que algún día lo podías vivir) por haber podido experimentar el inicio de una ¿amistad?, desde sus inicios, sin más vínculo de unión que un lugar diario, sin colegios, ni trabajos,…sólo eso, un lugar como encuentro y despedida.

Debo reconocer que da…como decirlo,…vértigo, si da vértigo saber que la persona de la que sabes cada día, sólo es eso, una persona de paso.

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